Estamos inmersos en el boom de la odontología digital y ha venido para quedarse. Desde hace 10 años, los sistemas de diagnóstico, planificación, registro, diseño y ejecución han experimentado un imparable crecimiento en lo referente a la calidad de las imágenes diagnósticas, registros intra y extraorales y de las prótesis confeccionadas digitalmente.
Hoy en día es raro encontrar una consulta dental en la que no exista al menos un sistema digital, ya sea de radiología o de registros intraorales. Sus beneficios son incontables y la calidad de los trabajos, si se siguen los protocolos adecuados, ha experimentado un enorme avance que finalmente redunda en nuestros pacientes.
La odontología digital nos ha obligado a realizar una inversión no solo económica, sino de tiempo, para aprender a manejar sistemas que están en constante evolución y que nos aportan cada vez más y más funciones en todos los campos de nuestra actividad profesional. Dichos campos se podrían enmarcar en cuatro grandes grupos: diagnóstico, planificación, registro y ejecución clínica o de laboratorio.
Dada la creciente presión del mercado y la tendencia a digitalizarnos, todos nos hemos planteado si merece la pena el dinero invertido. La respuesta es clara: no es un gasto sino una inversión, una inversión de presente y futuro, una inversión de marketing, de comunicación, de posicionamiento y un enorme salto de calidad en nuestro día a día en las consultas.
Fuente: Maxillaris