Un equipo de investigadores de la Universidad de Ciencias de la Salud de Oregón (OHSU), en Estados Unidos, ha desarrollado un denominado “chip dental” (tooth-on-a-chip) que abre la puerta al desarrollo de una odontología más personalizada en la que los dentistas puedan identificar los materiales de restauración que se adapten mejor a los tejidos y el microbioma orales de cada paciente. Los mini órganos de este tipo ya se habían desarrollado con fines de investigación en relación con los tejidos hepáticos y pulmonares, por ejemplo, pero es la primera vez que la idea se ha llevado al campo de la odontología, según explicaban los responsables del trabajo en el número de diciembre de Lab on a Chip.
Esta especie de diente miniaturizado consiste en una delgada lámina de tejido molar humano situado entre otras dos láminas de goma transparentes grabadas con pequeños canales a través de los que discurren los fluidos. El dispositivo, que funciona como una imitación de la superficie de un diente real con una cavidad, permite que los fluidos y las bacterias circulen entre las distintas capas del tejido mientras los investigadores observan a través del microscopio cómo interactúan estas superficies con los materiales y las bacterias. De esta forma, se podría evaluar cómo responden los tejidos biológicos en su entorno natural ante las agresiones externas y los tratamientos.